jueves, noviembre 30, 2006

La Marca


Tengo la teoría de que el deseo sexual y pasional se construye en algún momento muy temprano de la existencia y sobre unas pautas más o menos estables. Es como lo que contaba Konrad Lorenz, el padre de la etiología sobre sus patitos. Cuando el pequeño pato sale del cascarón, toma por su madre al primer ser vivo que ve cerca. Eso se llama imprimación (...) Pues bien, yo creo que en el deseo y la pasión sucede algo semejante. En algún instante remoto de nuestra conciencia se produce la imprimación del objeto amoroso, con características a veces físicas, a veces psíquicas, a veces de ambas clases: te gustan gordos, te gustan flacos, de tu propio sexo o del sexo contrario... Cada cual tiene un diseño secreto del amor, una fórmula enganchada al corazón. Son cosas sutiles: por lo general resulta dificilísimo reconocer la pauta, porque tus amores pueden ser aparente muy distintos. Yo empecé a descubrir mi fórmula hará unos diez años. Ahora ya sé cómo funciona; les veo la Marca y me disparo.

Los hombres que me gustan o no, por mejor decir, los hombres que me pierden, reúnen todos ellos, que yo sepa, tres condiciones secretas. En primer lugar, son guapos: me avergüenza reconocerlo, pero es así. Segundo, son inteligentes (...) Y ahora viene el ingrediente fundamental, el tercer elemento que cierra el ciclo de la seducción como quien cierra un candado: son individuos con una patología emocional que les impide mostrar sus sentimientos. Esto es, son los tipos duros, fríos, reservados, ariscos, en quienes creo adivinar un interior de formidable ternura que no consigue encontrar la vía de salida. Yo siempre sueño con rescatarlos de ellos mismos, con liberar ese torrente de afecto clausurado. Pero eso nunca se logra. Y lo que es aún peor: sospecho que, si algún día uno de esos chicos duros llegara a transmutarse en un individuo afable y cariñoso, lo más probable es que dejara de gustarme. La Marca es así: una tirana.


(Rosa Montero, La loca de la casa)



Imagen: Guthier.

5 comentarios:

Landahlauts dijo...

El deseo y el amor... que casi siempre los buscamos por la vereda más complicada.

quantum dijo...

¿Avergonzarte de que te gusten los hombres guapos, caso de R. M.? Me pregunto hasta qué punto es sincera, o bien si está aquejada de "bienpensantitis".

Besos

El detective amaestrado dijo...

A mí me cuesta mucho establecer un baremo. En mi caso sí hay algo común, y es el que son personas nada comunes, me gustan las que se salen de lo comúnmente aceptado...Una perdición, vamos

Anónimo dijo...

A mí me recordaba a una patología emocional que consiste en proyectar mis emociones en cuerpos hermosos e inteligentes. A veces tira más una caja de la que no conoces su contenido, pero que sí lo llenas de deseo (impronta del misterio le llamo yo), que dos tetas o una bragueta.

En cuanto a la Marca, pues algo tendrán en común ... básicamente que yo también encajé en algúna huella de ellas.

Anónimo dijo...

A mí también me gustaan guapoos y listos y sensiblees...Pero si son demasiado ariscos creo qqeu mme oodian, que no me sopoortan y me largo con viiento fresco. Una es tan acomplejada quee en ccualquier pequeño gesto ve la desaprobación
Al final me quedo con los protectores. Creo que tengo al mejor.